Para realizar esta sesión se dio a los niños una serie de indicaciones básicas con respecto a la regulación de la escucha como el escuchar en silencio al compañero, levantar la mano si se desea hablar y hablar de manera clara y con un buen tono de voz. Se insistió en que debían ponerlo en práctica permanentemente en el transcurso de la actividad.
Seguidamente se motivó a los niños y niñas a observar de manera muy detallada las láminas de acuerdo al concepto temático* y reflexionar en silencio al ir observando. Los niños observaron atentamente las láminas y algunos hablaban en voz baja o murmuraban con el compañero del lado respecto a lo que veían. Luego de observar la lámina se guió a los niños para que de uno en uno fueran pasando a contar a sus compañeros lo que vieron en la lámina y describieran algunas características. A los niños les cuesta bastante estar en silencio, pues a medida que escuchan al compañero y observan van queriendo expresar sus ideas y parecer.
En el transcurso de esta actividad se observó que los niños al querer participar comenzaban a hablar con entusiasmo, pero olvidaban en algunos momentos las indicaciones dadas en cuanto a los turnos, escuchar y levantar la mano. Aun cuando en esta sesión ya algunos niños lo hicieron por si solos y ellos mismos autorregulaban al grupo, aún es necesario trabajar esta regulación. También se reflejó que es necesario trabajar con los niños no solo el hablar y expresar si no también la forma de hacerlo, pues algunos niños requieren de mejorar su nivel de voz, organizar sus ideas para poder expresar realmente la idea que tienen y que sus compañeros les entiendan.
Siendo el aula un sitio que permite y requiere de actividades verbales orales, vemos con esta sesión que es importante abrir espacios que propicien estas actividades de manera programada y sistemática, pues a través de ellas nuestros niños y niñas en el entorno escolar van a ir desarrollando sus habilidades lingüísticas de forma integral y reconociendo en estas competencias su función social, pues cuando el niño reconoce que es importante su voz, pero que es también vital que escuche al otro porque lo que se dice y lo que se escucha tiene un efecto en su entorno, va identificando que hay distintas formas de pensar, de ser y de ver la vida.
Reconocemos que en el espacio de la vida escolar y en el ciclo uno, en particular, es necesario introducir “actividades dialogales” como las llama Anna Camps (2005): pequeñas asambleas de clase, exposiciones básicas y argumentaciones sencillas de hechos cotidianos, van a permitir a los niños y niñas ir entrenándose en la observación y el análisis de situaciones. Con la mediación de la maestra el niño va aprendiendo a hablar en contextos formales y a convivir expresando su opinión y ejerciendo su derecho a ser parte de las decisiones o hechos que le afectan. Como lo expresaba Vigotsky, el diálogo permite y facilita la interacción social, así estimulándolo desde el aula de una manera planificada brindaremos espacios integrales de desarrollo para nuestros niños.
[3] Fecha de implementación: Marzo 14 de 2014