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martes, 8 de julio de 2014

Problemática


En el ciclo uno los niños y niñas evidencian ya algunas habilidades lingüísticas y manejan un lenguaje informal de acuerdo a su entorno sociocultural, el cual han ido adquiriendo de manera natural. Al tener la oralidad una presencia permanente en el aula y fuera de ella, es importante que se brinden las herramientas para este proceso, pero la práctica nos muestra que se asume la oralidad como un proceso que se desarrolla de forma “natural” y el desarrollo de las habilidades orales va dejando de ser fortalecido pues se le da prelación al manejo del código escrito y,  el lenguaje oral, simplemente queda en manos de las experiencias que viven el niño y la niña en sus interacciones dentro de su contexto familiar y social (Pérez y Roa, 2010).


Como lo refiere Camps (2005) “el aula es un espacio donde se desarrollan actividades discursivas diversas e interrelacionadas”, por lo cual como maestras vemos la necesidad de crear espacios intencionados para el fortalecimiento de esta práctica.


Pérez & Roa (2014) refieren la importancia de construir desde la educación formal inicial las condiciones para la vida social, para la participación y para la vivencia de las primeras formas de ciudadanía y democracia, donde el trabajo sobre el lenguaje no es un fin en sí mismo sino una condición de la vida social. Es decir, que los prepare para la construcción de una voz propia, el uso de la palabra en diferentes contextos y el ejercicio de la escucha activa. Ese es el propósito que tiene esta secuencia didáctica.